La memoria no es rencor

Ni un ánimo de venganza

Es la serena templanza

Que nos entrega el amor

Cuando ha pasado el dolor

De pérdidas tan violentas

Sólo porque otro intenta

Dominar tu raciocinio

A punta de latrocinio

Sin la razón y a la fuerza.

Danilo Pedreros Parra.

En el libro Una Experiencia para no olvidar pusimos énfasis en la condición de arquitecto y en las detenciones y su estadía en diversos centros de tortura.

Ahora, a través de una entrevista practicada a su esposa María Cristina González Benedetti, investigamos más su biografía, sus rasgos de personalidad y su comportamiento en la vida que lo hacía un revolucionario peligroso para la burguesía.

Ella nos cuenta: “Nació en Chillán. Ambos padres eran profesores normalistas. El padre era director de una escuela primaria de la zona. Fueron 3 hijos; él fue él único hombre. Estudió arquitectura aquí en Santiago en la Universidad de Chile; llegó a ser profesor de esta escuela en la sede Valparaíso. Preocupado siempre de contribuir a resolver el problema de la vivienda popular. Como profesor fue respetado dentro y fuera del país.

“Desde joven tenía ideas de izquierda. Su sensibilidad frente al sufrimiento de la gente pobre, a la desigualdad de los recursos para vivir, que muchos no podían educarse… y por ahí llega a un convencimiento político.

“Salía a pelear en contra de los nazistas de aquella época. Pero no era de partidos políticos. No le gustaba matricularse en un partido, le gustaba ser independiente. Primero fue comunista porque no había otro partido. Después tuvo doble militancia socialista-mirista.

“Fue un luchador muy consecuente y eso se lo pedía también a la gente. Era un hombre de acción pero con el tiempo se dedicó más a conversar con los jóvenes a hacerles conciencia política. Integró mucha gente al MIR en Valparaíso. A los grupos de alumnos los convencía conversando y dándoles a leer mucho; así iba preparando a la gente. No obligaba a nadie. No era sectario. A mí me inculcó mucho que no fuera sectaria.

“El aspecto de su personalidad que me atrajo fue su madurez, las conversaciones serias; yo tenía que leer mucho, informarme para conversar con él (yo tenía trece años menos que él).

“En la facultad andaba bien recto, sin mirar mucho. Los alumnos le tenían un respeto enorme. A mí, que era su secretaria, me trataba muy bien. Era sencillo… no te ocultaba cosas. Era directo, sin mentiras. Muy correcto. Se veía como un hombre triste porque no se reía jamás, lo opuesta que yo. Poco a poco fue entendiendo mi manera de ser extrovertida y se empezó a reír de mis tallas. El fue muy inteligente, se fue adaptando a las cosas mías, se fue abriendo a mi manera de ser… y yo también aprendía a tratarlo con más respeto, era un profesor de gran categoría. Era estricto, severo. Cuando me enseñó a manejar el jeep, tenía que aprender inmediatamente, no era de los que esperaba una segunda vez.

“Se rodeó de muy buenos amigos con gente que él elegía. Era un gran conversador de temas profundos. Tenía poder de convicción. Teníamos más amigos jóvenes y Francisco tenía más facilidad de contactar a jóvenes entre los alumnos. Invitaba a comer y ayudaba a cocinar y después a lavar la loza. Esas cosas nos unieron más.

“El decía que no era intelectual porque también le gustaban las actividades prácticas como la mecánica, el cocinar, cuidar sus perros; tuvimos hasta cinco perros en un tiempo. A todos les tenía nombres revolucionarios. Era capaz de desarmar su jeep tuerca por tuerca. Después que él desapareció quedé yo con el jeep y llevaba a las viejas de la Agrupación arriba par air a todas las actividades y marchas; cabían 10 viejas en él. Ellas se emocionaban sabiéndola historia del jeep.

“Cuando me detuvieron no di ningún nombre de sus amigos. Yo me hice como que era media tonta, que no sabía de sus amigos.

Homenajes en José Domingo Cañas

“De los homenajes que se le han hecho en el sitio de José Domingo Cañas, el que más me impresionó fue el de julio del 2005, para el aniversario de los 119. Me alegré de verlo en la figura. Estaba bien hecha, las hicieron bien los muchachos. Me sentí bien…orgullosa. Desde Domingo Cañas lo llevamos a la plaza ayudadas por compañeros más jóvenes… y yo aceptaba porque los jóvenes tienen que ir tomando los problemas; nosotros vamos a ir desapareciendo.

“Después de su desaparición no tuve grandes problemas de depresión, pero muchos años estuve como esperando que llegara ¡cuántas veces sentí la reja de mi casa! Y yo me levantaba corriendo, creía que lo habían tirado… y no pasaba nada, era el viento.

“No volví a tener una nueva pareja porque yo era devota de Francisco.”

Homenajes de los arquitectos

En 1990 el Colegio de Arquitectos hizo un homenaje a los 7 arquitectos detenidos desaparecidos. También publicaron un libro con historias, detalladamente. En el año 2004 colocaron una placa recordatoria en la sede de Valparaíso de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Chile.

Avances en materia judicial

En septiembre del 2004 el juez Juan Guzmán encargó reo a Manuel Contreras y 15 uniformados más por el secuestro calificado de Francisco Aedo y otros 33 detenidos desaparecidos.”