Médico psiquiatra de profesión, Laura Moya Díaz fue una persona que desde pequeña mostró su preocupación y trabajo por los Derechos Humanos. Nacida el 5 de septiembre de 1927, ya en su etapa escolar mostró claras conductas por la defensa del derecho a la libertad de expresión.
Posteriormente, durante su paso por la Universidad, en conjunto con compañeras y compañeros de grupos con la misma inquietud, comienzan un intenso trabajo dentro de las poblaciones periféricas de Santiago. Ya recibida como médico cirujana, ingresa a la Clínica Psiquiátrica Universitaria y luego al Hospital Psiquiátrico, impulsando siempre estudios que comprobaban la la influencia del factor social en la enfermedad mental.
El triunfo de la Unidad Popular encuentra a la Dra. Laura Moya ejerciendo funciones en éste recinto hospitalario, donde lucha por poder dictar una cátedra de Psiquiatría Comunitaria, pensada para que las y los estudiantes que ingresaban a la Escuela de Medicina conocieran la vida de las comunidades y/o poblaciones periféricas.
Cuando el 11 de septiembre de 1973 el país se quebró de golpe, esta comprometida y luchadora mujer se incorpora rápidamente a los grupos de trabajo por la defensa de los Derechos Humanos. Desde ese momento éste concepto/valor se posiciona como guía de acción.
Desde los primeros días de la dictadura cívico-militar, la Dra. Moya recibe solicitudes de asistencia a pacientes que habían tenido que pasar a la clandestinidad y necesitaban continuar su tratamiento. Sumado a este trabajo, y en largo transcurso de este periodo de manchado con sangre y dolor, Laura apoya a las distintas agrupaciones que surgían frente a la urgencia del momento: salvar vidas, sacar gente del país, ocupar embajadas para protegerse y conectar a los detenidos con sus familiares.
Una vez recuperada la democracia, Laura Moya considera una responsabilidad moral colaborar en el rescate del recinto de calle José Domingo Cañas 1367 para la preservación del espacio como centro de Memoria Histórica. Luego de distintas y complicadas diligencias, se logra no sólo la recuperación del terreno, sino además su reconocimiento oficial como sitio histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales.
Estando siempre a la cabeza y absolutamente presente en las gestiones y funcionamiento de la Casa de Memoria José Domingo Cañas y la Fundación 1367, Laura siempre se ocupó en promover el derecho de los familiares a saber el destino que siguieron los detenidos y desaparecidos en esa casa. Por otra parte, y siendo también objetivo transversal del la fundación, se trabajo por una rehabilitación ética, difundiendo la verdad de los hechos.
En esa lógica, durante 2013, y teniendo 86 años a cuestas, Laura dedicó largas horas de trabajo por la recuperación de la memoria histórica en relación al caso de Lumi Videla Moya. Esta mujer, sobrina de Laura, fue ejecutada en la madrugada del 3 de noviembre de 1974, para luego su cuerpo ser dejado al interior de la embajada de Italia.
En la búsqueda por el resguardo de la memoria en relación al caso de Lumi, Laura enfocó sus esfuerzos en el desarrollo de un libro que cuenta detalles de la vida de esta ejecutada. Días después de finalizada la edición de éste trabajo, al medio día del viernes 25 de octubre, la vida de Laura pasó a llenar las páginas de la historia de quienes han dado todo por la recuperación de la verdad histórica, la justicia y por un mundo mejor.
A un año de su partida, distintos colaboradores de la Fundación 1367 han querido honrar su memoria a través de distintas manifestaciones. De esta forma, es que el pasado miércoles 22 de octubre se realizó una velatón en las afueras de la Casa Memoria.
Durante esta instancia, se recordó a Laura a partir de testimonios y anécdotas compartidas por los presentes. Luego de este emotivo momento, se cerró la jornada cantando “Aunque los pasos toquen”, simbólica canción que Laura solía cantar a modo de himno de la Casa Memoria.
Por otro lado, la mañana del día sábado 25 y en la Población La Victoria, se pintó el primer mural de la Brigada Muralista Laura Moya.